La privilegiada ubicación de Tobarra en el camino a Murcia, trajo aquí a las tropas del general francés Soult en 1812, que en su retirada desde Murcia volvieron a saquear salvajemente la localidad. Tobarra comienza la Historia Contemporánea igual que hizo con la bajo medieval, arrasada por fuerzas invasoras.

Gracias a la abundante documentación al respecto del proceso de desamortización, conocemos bien la situación socioeconómica de Tobarra en la mitad del S. XIX. Los regadíos suponían el 8,54% de la superficie útil del municipio, lo que unido al tamaño de éste, nos permite afirmar que Tobarra era la huerta de la Provincia, a pesar de estar regada íntegramente por aguas provenientes de pozos. Tobarra tenía, por entonces, unos 6200 habitantes, concentrados en su mayor parte en la cabeza de municipio, era por entonces una de las más grandes localidades de la provincia. (a título comparativo, podemos comentar que nuestra localidad vecina tenía unos 8000, con un fuerte reparto entre sus importantes pedanías de Isso, Agramón y Minateda). De una extensión total que tenía (y tiene) el municipio, se desamortizaron 6902 (más de una hectárea por habitante), pero la desamortización no supuso, ni mucho menos una mejora en la vida local, antes al contrario, marcó el inicio de su declive. Casi la mitad de las tierras expropiadas (en total 3189 hectáreas) fueron a parar a manos no tobarreñas, más interesadas en obtener beneficio económico que en generar riqueza en Tobarra. Ésta es una cifra particularmente alarmante, teniendo en cuenta el tamaño del municipio, casi ningún municipio de la provincia fue sometido a expolio semejante. La mayor parte de los compradores foráneos vivían en Albacete y en nuestra localidad vecina.

En 1880 se constituye la Banda Municipal de Música, embrión de la actual Unión Musical "Santa Cecilia", que contribuirá a dar un gran empuje a la cultura musical de Tobarra.

La Guerra Civil envolvió a Tobarra en una cruel vorágine de destrucción del patrimonio, (amén de la terrible pérdida de vidas humanas), en los primeros años desapareció prácticamente toda la imaginería semanasantera, los retablos de la Asunción y de la Encarnación, las imágenes del Cristo de la Antigua y de la Virgen de al Encarnación. La guarnición local de la Guardia Civil se sublevó contra la República, pero tropas irregulares leales a la República atacaron y tomaron Tobarra sin gran resistencia. En su avance hacia Albacete ayudaron a los elementos locales a destruir el patrimonio y a eliminar a los rebeldes y a elementos "molestos". De la vorágine destructiva de Julio de 1936 se salvaron solamente: la cabeza de la Dolorosa y del Ecce Homo, la túnica de Nuestro Padre Jesús, la capa del Ecce Homo y un brazo del Prendimiento, otro (muy deteriorado) del Cristo de la Antigua, y otro de la Verónica que salió a la luz recientemente. La entrada de las tropas Nacionales en abril de 1939 volvió a levantar de nuevo una espiral de represión, esta vez del lado contrario.

Tobarra prospera en los primeros años del Franquismo, a merced de la industria del cáñamo y del esparto, utilizados en sustitución de otros materiales más caros y escasos para cumplir con las intenciones autárquicas del régimen. Sin embargo, el fin de estas industrias, llevó a Tobarra a una situación extremadamente difícil. Finalmente, el desarrollismo de los años 60, centrado en las ciudades del levante y en Madrid, obligó a emigrar a miles de Tobarreños, pasando de 13110 habitantes en 1940 a 7190 en 1990.

En 1986 cierra sus puertas definitivamente el Cine Avenida -se reabriría precipitadamente para las Jornadas de Exaltación de 1989-, (el Gran Teatro de Tobarra lo hizo con anterioridad) poco después ambos caen bajo la especulación urbanística, ante el abandono y  la desidia de la clase política local.